jueves, 21 de abril de 2016

La lírica desde 1970 hasta nuestros días

La lírica desde 1970 hasta nuestros días

Un estudio de la poesía española de esta etapa no pasaría de ser un largo catálogo de nombres de autores, pues después del fenómeno de los Novísimos es muy difícil, si no imposible, diferenciar cualquier otra poética dominante.  Es cierto que a principio de la década de los setenta, continúa la estética de los Novísimos, pero en torno a 1975 este estilo entra en decadencia y van surgiendo tendencias distintas. Lo dominante es hoy, precisamente, la dispersión y la aparente falta de notas comunes.

Los años setenta 

1970 es una fecha clave para la lírica porque se publica una  antología titulada Nueve novísimos poetas españoles (1970), de José Mª Castellet donde aparecen muchos de los poetas denominados “Novísimos”.  Características de estos autores son:

a)     Abundancia de  referencias culturales (pintura, música, arquitectura, modernismo de Rubén Darío), debido a la variada formación literaria de estos escritores.
b)    Gusto por lo decadente y exquisito y su afición a ciudades italianas, como Venecia, han hecho que también se les conozca como los venecianos.
c)     Y junto a esta orientación culta de sus poemas, son también frecuentes  los motivos propios de la nueva sociedad de consumo, a la que critican: términos anglosajones, referencias a héroes de cine, del deporte, de la canción, de los tebeos… 
d)    Su marcado esteticismo explica su interés por el lenguaje que los lleva a la experimentación vanguardista (uso de imágenes extrañas y visionarias de carácter surrealista, escritura automática…),  o al barroquismo expresivo e incluso a la reflexión metapoética.

Entre los representantes de los “Novísimos”  (no todos están en la Antología de Castellet) se encuentran Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca, Manuel Vázquez Montalbán y  Leopoldo Mª Panero.

Durante los setenta, el culturalismo de los venecianos se fue atenuando:

a)               Desapareció la mera decoración y algunos autores volvieron los ojos hacia la tradición poética clásica movidos por un anhelo de belleza y  una exquisita elaboración formal. Sus poemas presentan  abundantes referencias míticas que sirven como vehículo para expresar sentimientos íntimos. Tal evolución se advierte en Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas y Antonio Carvajal, que cultivan el desengaño barroco.
b)               Perduran, además, algunas líneas poéticas anteriores: la metapoesía, que reflexionaba sobre el lenguaje poético mismo (Guillermo Carnero y Jenaro Talens); la poesía experimental, que combina la expresión verbal con efectos visuales de carecer tipográfico o pictórico (José Miguel Ullán); y el minimalismo, que busca la pureza poética y la concentración expresiva (Jaime de Siles).




 Los últimos años

Durante los años ochenta brota una nueva sensibilidad lírica que vuelve a la métrica tradicional y a la  expresión de  experiencias personales que pueden ser comunes a la de los lectores. Se caracteriza por desarrollar narrativamente, en lenguaje coloquial, una historia o anécdota.  En esta poesía de la experiencia conviven autores muy distintos como Luis Alberto de Cuenca, Miguel d´Ors, Julio Llamazares, Felipe Reyes y otros.

Por otra parte, y encabezada por un José Ángel Valente que alcanza en esta época su madurez artística, se abre paso la poesía del silencio, que rehúye toda anécdota y se aproxima a la poesía mística. Se caracteriza por la complejidad de su lenguaje y por su trasfondo pesimista, con influencia del existencialismo más desesperanzado. En esta tendencia se incluirían Amparo Amorós, Andrés Sánchez Robayna o Antonio Gamoneda.

Otras tendencias son el Neosurrealismo, que recupera el verso largo, la sentimentalidad neorromántica, las metáforas innovadoras y el mundo de la alucinación y el sueño (Blanca Andreu) o el Neoerotismo, línea seguida básicamente por escritoras que transforman los tópicos masculinos de la poesía amorosa, invirtiendo su punto de vista y destruyendo la imagen de la mujer elaborada por la poesía (Ana Rossetti). 

La lírica de posguerra hasta 1970

La lírica de posguerra hasta 1970

La Guerra Civil Española (1936-1939) supuso una ruptura absolutamente determinante en todos los órdenes de la vida, y la poesía no podía ser menos. Una vez acabada la contienda, el arte resurgió, aunque no pudo evadirse de la situación político-social que vivía España. Así, la conocida como Generación del 36 nace escindida en dos grupos opuestos: la poesía arraigada (de los partidarios del Régimen) y la poesía desarraigada (de los poetas contrarios al Régimen). En los años 50, la lírica se convirtió en un medio de denuncia y en los sesenta inicia un camino de  renovación que culminará con la poesía de los “Novísimos”.

Poesía del exilio

La mayoría de los poetas españoles marcharon al exilio tras la guerra civil. Sus poesías tratan sobre la evocación del país perdido, el recuerdo de la guerra, el deseo de recuperar el pasado, la experiencia del destierro…

Los más importantes autores de poesía, como Juan Ramón Jiménez y muchos del 27 fueron al exilio. De entre los demás, destacaremos  a León Felipe, que compone en Méjico una poesía vehemente e indignada, de aire profético y declamatorio  con temas como la España perdida, la defensa de sus ideales republicanos o la realidad de los pueblos americanos.

La lírica en los años 40

Durante estos años, los efectos de la Guerra Civil están presentes en los temas de nuestros poetas. Hay una rehumanización de la literatura: el ser humano y sus circunstancias existenciales son el centro de interés de las obras literarias. En los poemas se expresan la angustia personal, el caos y el dolor producido por la guerra.
En esta década, en España hay dos tendencias poéticas de signo opuesto, denominadas por Dámaso Alonso poesía arraigada y poesía desarraigada.
La poesía arraigada (o tendencia garcilasista) no pone de manifiesto la trágica realidad de la guerra ni sus consecuencias, sino que se refugia en un mundo intimista, en el que predominan la armonía y el orden. Trata temas heroicos, religiosos, familiares y clásicos (amor, belleza) a través de un lenguaje culto y recurriendo a metros y estrofas clásicas (soneto, canción, oda). Sus poemas se publicaban en la revista Garcilaso. A esta corriente pertenece un grupo de poetas que se identifican con los ideales de los vencedores de la guerra y que se denominan juventud creadora. Sus principales representantes son Luis Rosales, Leopoldo Panero Dionisio Ridruejo.
La poesía desarraigada expresa con un lenguaje violento la desesperación y la angustia del poeta en un mundo desventurado. Esta tendencia se aleja del clasicismo y lo tradicional para ofrecernos una visión más pesimista de la vida: el desaliento del ser humano, la angustia y el dolor de las personas que se hallan sumidas en un mundo caótico y falto de esperanza. Los principales poetas de esta tendencia, que publican en la revista Espadaña, sonVictoriano Cremer y Eugenio de Nora. Sin embargo, los dos libros que mejor definen esta corriente son Sombra del paraíso(1944), de Vicente Aleixandre, e Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, ambos pertenecientes a la Generación del 27.
Poesía social (años 50)
La poesía existencialista desemboca en la poesía social: los poetas salen de su angustia interior y contemplan y denuncian lo que ocurre en la calle (marginación, paro, falta de libertad) y exigen la justicia y la paz. Consideran la literatura como una herramienta para luchar por las mejoras sociales.

            Su estilo es sencillo y coloquial, porque buscan compartir la poesía con el pueblo, y en el caso de G. Celaya llega incluso a un prosaísmo extremo.

            Los autores más representativos son:

a)     Gabriel Celaya: cultiva una poesía de tipo combativo, de carácter narrativo y de estilo sencillo y léxico coloquial (Cantos iberos, Episodios Nacionales).
b)    José Hierro: después de haber  escrito una poesía  vanguardista en la guerra civil y  una poesía de tipo existencial,  en Quinta del 42 encuentra ya causas sociales a los problemas humanos.
c)     Blas de Otero: es el gran poeta de la posguerra, cuya obra resume la evolución de la poesía de la posguerra. De tendencia existencial escribe Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia –refundidos y ampliadas en Ancia- una poesía desgarrada, áspera, en la que un Dios lejano calla ante los desconsolados gritos de súplica del poeta y se pregunta por el sentido de la vida y las consecuencias de la posguerra. Este existencialismo adquiere tintes sociales en sus siguientes libros: Pido la paz y la palabra, En castellano, Que trata de España, donde denuncia con expresión sencilla la falta de libertad del franquismo.
Poesía de la experiencia (años 50)
La Generación del 50 o Generación del medio siglo está compuesta por una serie de autores, un poco más jóvenes que los de la poesía social,  que empiezan a publicar en los años 50: Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Francisco Brines, Carlos Sahagún y Antonio Gamoneda.

            Se compone de poetas que, partiendo de la poesía social, proponen y logran hacer una poesía más personal e intimista, iniciando la que se ha dado en llamar poesía de la experiencia. Tienen una profunda preocupación existencial o social, pero huyen de lo patético, de lo exagerado; su desacuerdo con el mundo que les circunda se manifiesta sobre todo a través de un cierto escepticismo. En la forma, mantienen el tono coloquial de los poetas sociales, pero depuran y cuidan mucho más el lenguaje y la expresión.

Veamos los autores más representativos:

  1. Ángel González: alterna los contenidos sociales con los más íntimos, a veces con estilo coloquial y otras conceptista: Áspero mundo, Grado elemental

  1. José Ángel Valente: principal defensor de la “poesía como conocimiento”: su poesía quiere buscar la palabra precisa que desvele la realidad y ayude al descubrimiento del ser. Su poesía es, por eso, sobria y densa a la vez y en ella importa tanto lo que se dice como lo que no se dice (“poesía del silencio”). Un ejemplo de ello es Treinta y siete fragmentos, donde el fragmento implica la idea de que algo falta. Recogerá sus mejores poemas en la antología Punto cero.

  1. Jaime Gil de Biedma: ejerce gran influencia en la generación actual. Principal representante de la “poesía como experiencia”: en sus versos aparece su experiencia con un tono confesional y narrativo, en la cual muestra una agria visión de la burguesía: Compañeros de viaje, Moralidades

  1. Antonio Gamoneda: actitud crítica de la poesía social, expresión de experiencias personales: Descripción de la mentira, Lápidas…

  1. Claudio Rodríguez: poeta capital de nuestros días, premio Nacional de Literatura: Don de la ebriedad (publicado con 19 años) es un impresionante y hermoso libro. Mezcla el surrealismo con el clasicismo formal y la transparencia del paisaje para profundizar en el humanismo solidario. Otros libros: Conjuros, Casi una leyenda…
Poesía de los novísimos (años 60)
Los nuevos poetas de finales de los sesenta son denominados habitualmente los novísimos porque algunos de ellos aparecen en la antología titulada Nueve novísimos poetas españoles (1970), de José Mª Castellet. Características de estos autores son:

a)     Abundancia de  referencias culturales (pintura, música, arquitectura, modernismo de Rubén Darío), debido a la variada formación literaria de estos escritores.
b)    Gusto por lo decadente y exquisito y su afición a ciudades italianas, como Venecia, han hecho que también se les conozca como los venecianos.
c)     Y junto a esta orientación culta de sus poemas, son también frecuentes  los motivos propios de la nueva sociedad de consumo, a la que critican: términos anglosajones, referencias a héroes de cine, del deporte, de la canción, de los tebeos… 
d)    Su marcado esteticismo explica su interés por el lenguaje que los lleva a la experimentación vanguardista (uso de imágenes extrañas y visionarias de carácter surrealista, escritura automática…),  o al barroquismo expresivo e incluso a la reflexión metapoética.

            Algunos poetas novísimos, o próximos a este grupo, son Pere Gimferrer, el mejor representante de la poesía “culturalista”  que se abre camino en esta nueva estética con su obra Arde el mar y  Guillermo Carnero, también calificado de veneciano y culturalista por su esteticismo,  que destaca por su obra Dibujo de la muerte. Otros poetas de la misma línea son José María Álvarez, Guillermo Carnero, Juan Luis Panero, Antonio Carvajal, Leopoldo Panero, Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena.


viernes, 15 de abril de 2016

Teatro desde 1940 hasta nuestros días

 Teatro desde 1940 hasta nuestros días

 

1. Características generales

El teatro de posguerra, comparte con la poesía y la novela de la época una serie de rasgos comunes:
  • La falta de autores de calidad por la muerte los grandes renovadores del teatro español, García Lorca y Valle-Inclán.; y el exilio de otros como: Rafael Alberti o Alejandro Casona.
  • La censura previa que se realiza en las obras dramáticas y que prohibía contenidos o la obra completa.
  • Se suceden etapas similares a las de la novela de posguerra solo que con cierto retraso respecto a esta.

Además el teatro tiene un condicionante económico mayor que la novela y la poesía. Es decir, para publicar novela o poesía se necesita una inversión mucho más modesta que para estrenar una obra de teatro. Por ello, en estos primeros años de posguerra se apuesta por la reposición de grandes clásicos o por comedias y obras ligeras dirigidas al público burgués, el único que podía acceder al teatro entonces.
La renovación  en el teatro llega en  1949 con el estreno de  Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo: una obra realista que retrata las duras condiciones de vida de la clase baja en la España de la época.

 2. Etapas

Se distinguen, hasta la llegada de la democracia, tres momentos o etapas principales:

1)  Drama realista (los años 50)

Teatro que refleja la dura situación de los más desfavorecidos en la España de la inmediata posguerra.
Rasgos:
  • Los dramaturgos tratan de reflejar la mala situación de los más pobres y desprotegidos de la sociedad. Antonio Buero Vallejo inicia el camino del drama realista con Historia de una escalera, (1949). Junto a él destaca también a Alfonso Sastre.
  • Teatro de Buero Vallejo: inconformista y comprometido, pero desde lo que se llamó como “posibilismo”, es decir, para evitar la censura de la dictadura franquista, tratar de hacer crítica social pero sin hacer demasiado evidente el contenido. En definitiva, trató de hacer que el espectador tomara conciencia pero camuflando la crítica. Los personajes protagonistas pertenecen a clases desfavorecidas.
  • El teatro de  Sastre busca la agitación o revolución  social: la crítica es directa, el lenguaje mucho más violento, y los contenidos violentos también con muertes, suicidios, maltratadores, etc. Esta postura le condujo al silencio: todas sus obras fueron prohibidas al poco de estrenarse y con el paso de los años ni podía estrenar. El autor pasó por la cárcel, etc.

Autores y obras (destacados):
  • Antonio Buero Vallejo: Historia de una escalera (1949); Hoy es fiesta (1950)
  • Alfonso Santre: Escuadra hacia la muerte  (1953)

Es justo hacer  una reseña al teatro de humor de los años 40 y 50 escrito por dos autores renovadores del género como Enrique Jardiel Poncela  y Miguel Mihura. Crean un humor con contenidos cercanos al surrealismo que supera los convencionalismos del teatro cómico tradicional.  Algunas obras imprescindibles de estos autores son:

  • Jardiel Poncela: Eloisa está debajo de un almendro (1940); Los habitantes de la casa deshabitada (1942)
  • Miguel Mihura: Tres sombreros de copa (1952); Ni pobre ni rico sino todo lo contrario (1943)

2)  Realismo social (los años 60)

Al poco de iniciarse la década de 1960, escritores como el mencionado Alfonso Sastre; y jóvenes autores que denuncian los problemas sociales: las dificultades económicas de los obreros, los problemas de adaptación de los emigrantes, la deshumanización de la burocracia, etc. Todos ellos se encontraron con numerosas dificultades para estrenar  y muchas de sus piezas no se representaran hasta después de la muerte de Franco.

Rasgos:
El realismo social en teatro (como en novela y poesía) se caracteriza por:
  • Mayor importancia del contenido que la forma
  • Personajes pertenecen a las clases marginales de la sociedad
  • La obra pretende influir en el espectador para que éste actúe y provoque un cambio en la sociedad (en este objetivo, como la novela y la poesía sociales, va a fracasar)
  • Personaje colectivo

Autores y obras (destacados):
  • Lauro Olmo:  La camisa (1962); La pechuga de la sardina (1966)
  • Carlos Muñiz:  El tintero (1957)
 3)  Teatro experimental  (los años 70)
Los autores, sin abandonar la intención crítica, buscan nuevas formas de comunicación con el público. Está renovación se conoce como Nuevo teatro español (desde finales de los años sesenta). Es el equivalente a lo que hoy se conoce como teatro alternativo. Nace por la influencia de las tendencias más vanguardistas del teatro europeo (surrealismo, absurdo): Beckett,  Brecht, Ionesco, Arrabal…

Rasgos:
  • Antirrealismo
  • Experimentación  escénica con efectos como el sonido, los efectos visuales, efectos especiales… se recupera el sentido del teatro como espectáculo.
  • Se impulsa la idea de la creación en grupo frente al escritor individual tradicional.
  • Contenido alegórico, fantástico, simbólico o, en definitiva, que supere las limitaciones del realismo. El escenario se llena de “objetos”: un coche, una taza de W.C. una cama, sillas… que tienen una función simbólica en relación con el contenido de la obra. Revalorización y renovación de los efectos escénicos (luz, sonido…) como fundamental del espectáculo teatral. Es más importante el espectáculo que el texto.
  • Personajes no son personas sino signos, representantes de una función dramática en el texto pero sin conciencia individual ni humana. Representan caracteres y son la unión entre el autor y el público.
  • El lenguaje y contenido son generalmente simbólicos. Las palabras tienen un doble significado.
  • La acción  no tiene lógica argumental. Estas obras no suelen tener argumento ni desarrollo lógico de los hechos como en el teatro tradicional.

Autores y obras (destacados):
 a) Creación en grupo:
  • Els Joglars: Ubu president ( [ Cataluña] Grupo en activo y es quizá el grupo teatral más importante de España y el primero en cuanto a teatro de humor crítico)
  • Fura dels Baus, Els Comediants ([ Cataluña] también en activo)
  • Tábano ([ Madrid] ya extinguido)
 b) Autores individuales:
  • José Rubial: El hombre y la mosca (1968)
  • Antonio Buero Vallejo: La Fundación (1974) o El Sueño de la Razón (1970)
  • Francisco Nieva. La carroza de plomo candente (1975)

jueves, 7 de abril de 2016

LA NARRATIVA DESDE LOS 70 HASTA NUESTROS DÍAS




LA NARRATIVA DESDE LOS 70 HASTA NUESTROS DÍAS

En los años 70, continúa escribiéndose novela experimental como la de la década anterior. Novela, recordemos, de estructura en secuencias, con ruptura temporal y punto de vista múltiple; con monólogo interior; de lenguaje culto y sintaxis compleja. Pero a partir del 75 la narrativa española presenta una gran variedad de tendencias, un pluralismo estético parejo a la creciente libertad política. La novela se va alejando progresivamente del experimentalismo, sin olvidarse de él, así lo acreditan títulos como La saga fuga de J.B de Torrente Ballester, mezclando "lo mágico, lo real, lo mítico..."

La novela emblemática de esta época es La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, que sigue en la línea de la experimentación (mezcla de puntos de vista múltiples y géneros narrativos) y la recuperación de la intriga y del relato tradicional. La tendencia que van a seguir los escritores a partir del 75 será la del relato tradicional, un relato que les lleva a una mayor comunicación con los lectores. Surgen así diferentes géneros: Novela negra, novela policíaca, novela histórica, de aventuras, etc.

La novela en esta época se caracteriza por una serie de rasgos: Vuelta a la narratividad, que en otros momentos había sido sacrificada al experimentalismo, un enfoque intimista caracterizado por la presencia del autor en las páginas de la novela, interiorizando la realidad exterior; la presencia de elementos líricos, la influencia de los medios de comunicación, y el uso de la frase corta más fácil de leer. Los autores y obras más destacados de esta década son: Plenilunio y El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina, el relato policíaco de Manuel Vázquez Montalbán, Miguel Delibes, Juan Benet y Juan Goytisolo, entre otros.
En las dos últimas décadas del siglo, además de la vuelta al interés por la historia contada, son características la enorme proliferación de títulos, el incremento del número de escritoras, la vinculación entre la labor literaria y la periodística y el gusto creciente por el relato corto.

Los autores de esta última parte del siglo XX en parte siguen los planteamientos de sus inmediatos antecesores.

-     - Cultivan un realismo que no se pliega ni a la tradición decimonónica ni a la de los años 50.
-      -  No están sujetos a unas técnicas concretas ni a una orientación única. Admiten una amplia gama de planteamientos y combinaciones. El intimismo sigue siendo fundamental. pero con un subjetivismo relativista en el que predomina el escepticismo y la falta de compromiso ideológico.
 -    -  La posguerra no les afecta directamente, pero sí el fin del franquismo, la instauración de la democracia o los ecos del Mayo Francés del 68.
-     - Tendencia a la orientación existencial en la novela.
-     -  Abunda la novela de evocación con una pluralidad de formas narrativas.
-     -   Corriente de la novela desmitificadora (novela policíaca, novela histórica), que tiende al tratamiento paródico de los hechos narrados, El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza.
-     -   La metanovela en autores como Enrique Vila-Matas.
-     -   Entre los autores y obras de esta última parte del siglo XX destacamos: José María Merino: Camino de perdición, Juan José Millás, Javier Marías; Luis Mateo Diez: La fuente de la edad, Muñoz Molina: Beatus ille....

Narrativa última

Los nombres más jóvenes no han traído una ruptura estética que permite abrir un tramo distinto en la historia de la literatura; ni tampoco ha existido una respuesta firme contra los autores a quienes reconocen como maestros en plena madurez. Entre ellos José Ángel Mañas, Alberto Méndez con Los girasoles ciegos, Arturo  Pérez Reverte con El asedio, o  los microrrelatos de Luis Mateo Diez, por citar solo algunos ejemplos.

martes, 5 de abril de 2016

Comentario de Crónica de una muerte desesperada. Gabriel García Márquez.



Todo lo demás lo contó sin reticencias, hasta el desastre de la noche de bodas. Contó que sus amigas la habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, que aparentara más vergüenza de la que sintiera para que él apagara la luz, que se hiciera un lavado drástico de aguas de alumbre para fingir la virginidad, y que manchara la sábana con mercurio cromo para que pudiera exhibirla al día siguiente en su patio de recién casada. Sólo dos cosas no tuvieron en cuenta sus coberteras: la excepcional resistencia de bebedor de Bayardo San Román, y la decencia pura que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre. «No hice nada de lo que me dijeron —me dijo—, porque mientras más lo pensaba más me daba cuenta de que todo aquello era una porquería que no se le podía hacer a nadie, y menos al pobre hombre que había tenido la mala suerte de casarse conmigo.» De modo que se dejó desnudar sin reservas en el dormitorio iluminado, a salvo ya de todos los miedos aprendidos que le habían malogrado la vida. «Fue muy fácil —me dijo—, porque estaba resuelta a morir.»   
      
                                                                  GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, Crónica de una muerte anunciada.
1.        Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima 1.5 punto).


     El texto es un fragmento de Crónica de una muerte anunciada, y se nos presenta con estructura externa de un solo párrafo. El presente texto, pues, se divide en dos partes:

PRIMERA PARTE (líneas 1-8: Desde "Todo lo demás lo contó sin reticencias..." hasta "...en su patio de recién casada"): Consejos de las comadres  de Ángela Vicario para fingir la virginidad en su noche de bodas.
     - Ángela está dispuesta a contarle lo sucedido al narrador.
     - Sus amigas le aleccionan, paso a paso, en lo que debe hacer para fingir la virginidad: emborrachar al marido, conseguir que apague la luz, darse un lavado con aguas de alumbre y manchar la cama con mercurocromo.  

SEGUNDA PARTE (líneas 8-18: Desde "Sólo dos cosas nos tuvieron en cuenta..." hasta "..., porque estaba resuelta a morir"): Resolución de Ángela de desestimar la impostura y presentarse de forma sincera ante Bayardo San Román.
     - Se dan dos inconvenientes al plan trazado por las amigas de Ángela: Bayardo San Román tenía una resistencia considerable al alcohol y Ángela no estaba dispuesta a fingir.
     - A medida en que Ángela pensaba en esos consejos, más se daba cuenta de que era un acto que no se merecía Bayardo San Román.
     - Ángela se entrega a Bayardo sin reservas, sabiendo que descubriría que no era virgen. No sentía temor, pues estaba dispuesta a morir.

ALTERNATIVA:

1. Presentación: O bien el primer enunciado, que introduce el fragmento (líneas 1 y parte de la 2), o bien toda la primera parte de la estructura que di anteriormente (líneas 1 a 8). En el primer caso, consideramos que la Presentación introduce de algún modo al personaje y que el fingimiento de la virginidad constituiría el problema a resolver, y sería parte el Nudo. En el segundo caso, consideramos que los consejos de las comadres forman parte de la Presentación, y no del nudo, porque sería parte de lo normal, de lo lógico, y el conflicto (Nudo) aparecería cuando aparecen los dos inconvenientes aludidos en la segunda parte de la estructura que ofrecía al principio.

2. Nudo: O bien las líneas correspondientes a los consejos de las comadres y la alusión a los dos inconvenientes, o bien esto último y, si se quiere, las palabras de Ángela en estilo directo. También puede considerarse nudo el resto del texto, para la segunda opción, considerando que no se hace explícito el desenlace (el rechazo de Bayardo San Román).

3. Desenlace:  Se corresponde al hecho de que Ángela se entrega sin engaños a Bayardo, bien desde sus palabras en estilo directo, bien el resto del texto a partir de ellas. Otra alternativa, como ya se comentó, es pensar que el desenlace es el repudio del marido a su esposa, que no aparece en el fragmento.
     Personalmente, prefiero la primera opción, es la que más coherente me parece. No obstante, todas ellas, u otras, pueden ser aceptadas como válidas siempre que se encuentren bien justificadas y tengan cierto sentido.


2. TEMA Y RESUMEN

TEMA:

- Actitud de Ángela Vicario en su noche de bodas.

- Disposición de Ángela Vicario a no fingir su virginidad en su noche de bodas.

- Confesión de Ángela Vicario al narrador con respecto a su actitud sincera en su noche de bodas.

RESUMEN:

Ángela Vicario le cuenta casi todo al narrador-investigador. En primer lugar, los consejos que le dieron sus amigas con respecto a fingir su virginidad en la noche de bodas (los pasos a seguir). Luego, dos inconvenientes: no era fácil emborrachar a Bayardo San Román, el novio, y sobre todo la actitud de Ángela a no realizar esos actos, sino a presentarse con sinceridad ante su amado, sin esconderle nada.

3. COMENTARIO CRÍTICO

El fragmento a comentar pertenece a la novela Crónica de una muerte anunciada, obra cumbre, junto a Cien años de soledad y El coronel no tiene quien le escriba, del celebérrimo autor colombiano y premio Nobel, Gabriel García Márquez. Muy recientemente fallecido, en este mismo año de 2014, es el máximo representante del Realismo Mágico, corriente narrativa en la que se inscribe la obra de la que procede el fragmento [Puedes introducir aquí diferentes datos referidos al autor, a su obra completa (autor de novela y cuento, citando títulos, por ejemplo), a Crónica de una muerte anunciada (fecha -1981-, algo de su argumento), al Realismo Mágico, ... Eso sí, con mesura, sin excedente porque este no es el lugar de desplegar todos tus conocimientos teóricos: solo los suficientes para hacer una buena introducción y dirigirnos a lo más importante, la interpretación del contenido del fragmento y su valoración]. Por tanto, el fragmento, al igual que la obra, es literario y narrativo. Aquí se observa claramente una de las particularidades de la obra, que es el tipo de narrador. Se trata de una voz narrativa que habla en primera persona, es decir, se trata no solo de aquel que nos cuenta la historia, sino que asimismo es un personaje que conoce de primera mano a los protagonistas y a los personajes secundarios; sin embargo, a pesar de ser un personaje de la localidad donde suceden los acontecimientos, se distancia del resto: no sabemos cómo se llama, difuminándose su identidad aunque conocemos su vinculación con varios personajes, y adopta en toda la obra el rol de investigador, una especie de periodista que hace averiguaciones para conocer todo lo posible sobre el asesinato de Santiago Nasar por los hermanos Vicario, cruento desenlace que conocemos desde el principio de la obra, y realizar una crónica del suceso (de ahí el título; no olvidemos que la profesión de García Márquez fue la de periodista).

    Como es lógico, la modalidad textual predominante es la narrativa: la voz del narrador nos va contando los acontecimientos. Aparece asimismo la voz de un personaje, Ángela Vicario, en estilo directo marcado en el texto mediante el uso de las comillas (por dos ocasiones al final del fragmento). De todos modos, todo el fragmento reproduce lo que Ángela le cuenta al narrador: está dando cuenta de un diálogo, de una verdadera entrevista donde lo importante es la información que ofrece la entrevistada (función referencial del lenguaje), y esto se hace, como hemos dicho, en estilo directo ("«Fue muy fácil —me dijo—, porque estaba resuelta a morir.»", por ejemplo), pero también, y sobre todo, en estilo indirecto ("Contó que sus amigas la habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, ...").    

     La información que ofrece y la que omite Ángela al narrador es clave para acabar de comprender el contenido de la obra.  Estamos en la penúltima parte o capítulo de la obra. El narrador localiza, al fin, a Ángela Vicario, después de tanto tiempo, junto a su madre. Desde el luctuoso suceso, llevan una vida apartada. El narrador desea que Ángela le confirme o desmienta si realmente fue Santiago Nasar el muchacho con quien mantuvo relaciones antes de su boda. Esta es la información que Ángela no da, de ahí que el fragmento comience con "Todo lo demás lo contó con reticencias, ...", aunque al lector le cunde la sensación de que Santiago Nasar no era aquel con quien ella se había acostado. La incertidumbre a este respecto es un elemento de interés literario de tipo estético, que permite al lector especular y pensar en conjeturas al respecto. La maestría de García Márquez hace que nos cunda la sensación de que el asesinato de Santiago Nasar, además de atroz e injusto, es incluso absurdo e infundado, y más sabiendo que los hermanos Vicario, los asesinos, en el fondo esperaban poder excusarse de esa especie de obligación moral de salvaguardar el honor de la familia.

     Tampoco conocemos, aunque tal vez pueda intuirse, por qué Ángela desea guardarse para sí esa información. El resto, lo cuenta sin ambages, convencida, sin ápice de duda, y con una entereza moral que supera a la de su madre. Así, da cuenta de cómo sus amigas le aconsejaban con respecto al fingimiento de la virginidad en su noche de bodas. Le dan, efectivamente, toda una hoja de ruta, paso a paso: primero, emborrachar al marido (Bayardo San Román), y luego conseguir que la luz se apague gracias a una falsa y exagerada timidez, lavarse con aguas de alumbre y manchar las sábanas con mercurocromo para aparentar sangre.
     Este plan tenía un fallo, no obstante: la gran resistencia de Bayardo San Román al alcohol, algo que prácticamente ya conocíamos o al menos podíamos prever a estas alturas del relato. Pero, sin duda, si Ángela hubiera seguido el resto de los consejos, lo más probable es que hubiera tenido éxito, pudiendo imaginar un final bastante feliz: estaría casada con un hombre que la amaba desde el principio, con grandes posibilidades económicas y siendo respetada por todos, incluso por su exigente madre.
     Sin embargo, como la propia Ángela comenta, no lo hizo, provocando con ello un desenlace de un cariz muy distinto: "el desastre de la noche de bodas", como se dice al principio del fragmento. Bayardo San Román se sentirá burlado y la repudiará, mostrando así una cara muy distinta a la que hasta ahora conocíamos de él con respecto a Ángela y a su forma de comportarse y relacionarse (pasa de ser un hombre excepcional y bastante por encima a los del resto del pueblo a convertirse en un hombre que se guía por los mismos convencionalismos que los demás). Hasta ahora, tal vez podríamos haber imaginado que un hombre tan cortés y al mismo tiempo con tanta experiencia vital, hubiese podido pasar por alto el hecho de que su mujer no era virgen. No lo hace y, al no hacerlo, se pone a la altura moral de la madre de los Vicario. Pues se rige por los mismos parámetros morales de honra-deshonra, al sentirse agraviado por ello y tomar la decisión de repudiar a Ángela. Ella, sin embargo, practica una moral más auténtica y pura, despojada de las rígidas normas inculcadas por su madre, regidora de su casa a lo Bernarda Alba, con sus hijas, que no con sus hijos. Como el propio texto dice, y esta es la explicación de su forma de proceder, "la decencia pura que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre".

     Estas palabras no están aquí por casualidad, y encierran un gran significado. Hasta ahora, Ángela se había comportado según las estrictas y engreídas normas morales de su madre, que desea hacer de sus hijas unas abnegadas esposas cuya razón de ser sea el servicio a sus maridos, al menos en apariencia, pues ya sabemos que no es virgen, y sabemos que de manera real en prácticamente todo lo demás. Esta actitud de la madre es calificado por el narrador como estolidez, y no decencia.  Transgrediendo la educación recibida, la coerción inculcada desde pequeña, en el fondo Ángela sí es decente (la llevaba escondida): se trata de una decencia natural, nacida del deseo de no engañar al otro (Bayardo) y de mostrarse tal cual es, esperando de este, creemos, una correspondencia en sinceridad y amor, pero estando dispuesta incluso a morir (sabía a lo que se exponía con ese comportamiento). La candidez tan perjudicial para ella desde el punto de vista social es lo que hace que esta decencia sea calificada como pura (y no aprendida).

     Casarse con Bayardo era liberarse de su madre y del asfixiante ambiente que imponía a las vidas de sus hijas. Era su oportunidad para librarse de todo eso para siempre. Ella es consciente de esta presión, de este ahogo. Sin embargo, su verdadera liberación consiste en no engañar a su amado para salvaguardar unos valores impuestos por la sociedad y extremados por su madre. Se trata de un verdadero acto de rebeldía contra las normas impuestas que aplastan su capacidad de vivir y ser feliz, arriesgándose con ello, como hemos dicho. El narrador lo califica de liberación de miedos aprendidos, un término que parece un tecnicismo de Psicología, un tanto psicoanalítico. Es un acto de rebeldía contra las coerciones de su madre y esa educación moralista, pero inmoral; puritana, pero impura; indecente al no tener en cuenta la individualidad, ser y sentimientos de sus hijas de los demás, por más que se vistiera de decencia ("ultradecencia", o decencia mal entendida). Ahora, a pesar de vivir con su madre y llevar una vida aparentemente anulada, supuestamente desterrada por la vergüenza, como apestada, la encontramos en un estado de paz interior bastante llamativo. Con todo, y a pesar del desastre, que le costó la vida a Santiago Nasar, parece que en cierto modo Ángela ha salido un tanto vencedora en esta lid.
     El desastre de la noche de bodas no es solo que fuera repudiada, sino las tremendas consecuencias de este gesto de rechazo, que da pie al argumento de todo el libro. Su madre le da una buena paliza; sus hermanos, poniéndose en el papel masculino de defensores de la honra familiar, presionan a la chiquilla para que diga el nombre de quien la dejó sin virgo. Ella, machacada emocional y físicamente, pronuncia el nombre de Santiago Nasar, sin saber a ciencia cierta si es verdad o no que fue él. Los hermanos, carniceros de profesión, escenifican ante todos su disposición de ir a matar a Santiago, con la esperanza de que fueran detenidos o este huyera: de este modo, quedarían bien ante el pueblo pero no serían asesinos. No obstante, un cúmulo de casualidades impiden que sean detenidos y que el propio Santiago se entere de lo que va a pasar y tome medidas.
     Así pues, y después de todo, habrá que hacer notar que Ángela no sentía temor, pues estaba dispuesta a morir: la entrega es total, no solo sexual.

UNA VEZ HECHO LO MÁS IMPORTANTE, PODEMOS HACER OTRAS COSAS.

* Al ser un texto literario, podríamos rastrear figuras retóricas. Las hay, como la metáfora ya comentada de que Ángela llevaba escondida una decencia pura. No obstante, el fragmento es breve y la prosa de García Márquez, en este caso, sobria (en la obra hay partes muy ricas y profusas en figuras literarias). Siendo sutiles, o tal vez forzando un poco el significado del texto, podríamos encontrar símbolos: la habitación iluminada, al contrario del consejo de las amigas, podría simbolizar la transparencia y sinceridad del ánimo de Ángela, y que la verdad sobre su virginidad saldría a la luz.