martes, 5 de abril de 2016

Comentario de Crónica de una muerte desesperada. Gabriel García Márquez.



Todo lo demás lo contó sin reticencias, hasta el desastre de la noche de bodas. Contó que sus amigas la habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, que aparentara más vergüenza de la que sintiera para que él apagara la luz, que se hiciera un lavado drástico de aguas de alumbre para fingir la virginidad, y que manchara la sábana con mercurio cromo para que pudiera exhibirla al día siguiente en su patio de recién casada. Sólo dos cosas no tuvieron en cuenta sus coberteras: la excepcional resistencia de bebedor de Bayardo San Román, y la decencia pura que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre. «No hice nada de lo que me dijeron —me dijo—, porque mientras más lo pensaba más me daba cuenta de que todo aquello era una porquería que no se le podía hacer a nadie, y menos al pobre hombre que había tenido la mala suerte de casarse conmigo.» De modo que se dejó desnudar sin reservas en el dormitorio iluminado, a salvo ya de todos los miedos aprendidos que le habían malogrado la vida. «Fue muy fácil —me dijo—, porque estaba resuelta a morir.»   
      
                                                                  GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, Crónica de una muerte anunciada.
1.        Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima 1.5 punto).


     El texto es un fragmento de Crónica de una muerte anunciada, y se nos presenta con estructura externa de un solo párrafo. El presente texto, pues, se divide en dos partes:

PRIMERA PARTE (líneas 1-8: Desde "Todo lo demás lo contó sin reticencias..." hasta "...en su patio de recién casada"): Consejos de las comadres  de Ángela Vicario para fingir la virginidad en su noche de bodas.
     - Ángela está dispuesta a contarle lo sucedido al narrador.
     - Sus amigas le aleccionan, paso a paso, en lo que debe hacer para fingir la virginidad: emborrachar al marido, conseguir que apague la luz, darse un lavado con aguas de alumbre y manchar la cama con mercurocromo.  

SEGUNDA PARTE (líneas 8-18: Desde "Sólo dos cosas nos tuvieron en cuenta..." hasta "..., porque estaba resuelta a morir"): Resolución de Ángela de desestimar la impostura y presentarse de forma sincera ante Bayardo San Román.
     - Se dan dos inconvenientes al plan trazado por las amigas de Ángela: Bayardo San Román tenía una resistencia considerable al alcohol y Ángela no estaba dispuesta a fingir.
     - A medida en que Ángela pensaba en esos consejos, más se daba cuenta de que era un acto que no se merecía Bayardo San Román.
     - Ángela se entrega a Bayardo sin reservas, sabiendo que descubriría que no era virgen. No sentía temor, pues estaba dispuesta a morir.

ALTERNATIVA:

1. Presentación: O bien el primer enunciado, que introduce el fragmento (líneas 1 y parte de la 2), o bien toda la primera parte de la estructura que di anteriormente (líneas 1 a 8). En el primer caso, consideramos que la Presentación introduce de algún modo al personaje y que el fingimiento de la virginidad constituiría el problema a resolver, y sería parte el Nudo. En el segundo caso, consideramos que los consejos de las comadres forman parte de la Presentación, y no del nudo, porque sería parte de lo normal, de lo lógico, y el conflicto (Nudo) aparecería cuando aparecen los dos inconvenientes aludidos en la segunda parte de la estructura que ofrecía al principio.

2. Nudo: O bien las líneas correspondientes a los consejos de las comadres y la alusión a los dos inconvenientes, o bien esto último y, si se quiere, las palabras de Ángela en estilo directo. También puede considerarse nudo el resto del texto, para la segunda opción, considerando que no se hace explícito el desenlace (el rechazo de Bayardo San Román).

3. Desenlace:  Se corresponde al hecho de que Ángela se entrega sin engaños a Bayardo, bien desde sus palabras en estilo directo, bien el resto del texto a partir de ellas. Otra alternativa, como ya se comentó, es pensar que el desenlace es el repudio del marido a su esposa, que no aparece en el fragmento.
     Personalmente, prefiero la primera opción, es la que más coherente me parece. No obstante, todas ellas, u otras, pueden ser aceptadas como válidas siempre que se encuentren bien justificadas y tengan cierto sentido.


2. TEMA Y RESUMEN

TEMA:

- Actitud de Ángela Vicario en su noche de bodas.

- Disposición de Ángela Vicario a no fingir su virginidad en su noche de bodas.

- Confesión de Ángela Vicario al narrador con respecto a su actitud sincera en su noche de bodas.

RESUMEN:

Ángela Vicario le cuenta casi todo al narrador-investigador. En primer lugar, los consejos que le dieron sus amigas con respecto a fingir su virginidad en la noche de bodas (los pasos a seguir). Luego, dos inconvenientes: no era fácil emborrachar a Bayardo San Román, el novio, y sobre todo la actitud de Ángela a no realizar esos actos, sino a presentarse con sinceridad ante su amado, sin esconderle nada.

3. COMENTARIO CRÍTICO

El fragmento a comentar pertenece a la novela Crónica de una muerte anunciada, obra cumbre, junto a Cien años de soledad y El coronel no tiene quien le escriba, del celebérrimo autor colombiano y premio Nobel, Gabriel García Márquez. Muy recientemente fallecido, en este mismo año de 2014, es el máximo representante del Realismo Mágico, corriente narrativa en la que se inscribe la obra de la que procede el fragmento [Puedes introducir aquí diferentes datos referidos al autor, a su obra completa (autor de novela y cuento, citando títulos, por ejemplo), a Crónica de una muerte anunciada (fecha -1981-, algo de su argumento), al Realismo Mágico, ... Eso sí, con mesura, sin excedente porque este no es el lugar de desplegar todos tus conocimientos teóricos: solo los suficientes para hacer una buena introducción y dirigirnos a lo más importante, la interpretación del contenido del fragmento y su valoración]. Por tanto, el fragmento, al igual que la obra, es literario y narrativo. Aquí se observa claramente una de las particularidades de la obra, que es el tipo de narrador. Se trata de una voz narrativa que habla en primera persona, es decir, se trata no solo de aquel que nos cuenta la historia, sino que asimismo es un personaje que conoce de primera mano a los protagonistas y a los personajes secundarios; sin embargo, a pesar de ser un personaje de la localidad donde suceden los acontecimientos, se distancia del resto: no sabemos cómo se llama, difuminándose su identidad aunque conocemos su vinculación con varios personajes, y adopta en toda la obra el rol de investigador, una especie de periodista que hace averiguaciones para conocer todo lo posible sobre el asesinato de Santiago Nasar por los hermanos Vicario, cruento desenlace que conocemos desde el principio de la obra, y realizar una crónica del suceso (de ahí el título; no olvidemos que la profesión de García Márquez fue la de periodista).

    Como es lógico, la modalidad textual predominante es la narrativa: la voz del narrador nos va contando los acontecimientos. Aparece asimismo la voz de un personaje, Ángela Vicario, en estilo directo marcado en el texto mediante el uso de las comillas (por dos ocasiones al final del fragmento). De todos modos, todo el fragmento reproduce lo que Ángela le cuenta al narrador: está dando cuenta de un diálogo, de una verdadera entrevista donde lo importante es la información que ofrece la entrevistada (función referencial del lenguaje), y esto se hace, como hemos dicho, en estilo directo ("«Fue muy fácil —me dijo—, porque estaba resuelta a morir.»", por ejemplo), pero también, y sobre todo, en estilo indirecto ("Contó que sus amigas la habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, ...").    

     La información que ofrece y la que omite Ángela al narrador es clave para acabar de comprender el contenido de la obra.  Estamos en la penúltima parte o capítulo de la obra. El narrador localiza, al fin, a Ángela Vicario, después de tanto tiempo, junto a su madre. Desde el luctuoso suceso, llevan una vida apartada. El narrador desea que Ángela le confirme o desmienta si realmente fue Santiago Nasar el muchacho con quien mantuvo relaciones antes de su boda. Esta es la información que Ángela no da, de ahí que el fragmento comience con "Todo lo demás lo contó con reticencias, ...", aunque al lector le cunde la sensación de que Santiago Nasar no era aquel con quien ella se había acostado. La incertidumbre a este respecto es un elemento de interés literario de tipo estético, que permite al lector especular y pensar en conjeturas al respecto. La maestría de García Márquez hace que nos cunda la sensación de que el asesinato de Santiago Nasar, además de atroz e injusto, es incluso absurdo e infundado, y más sabiendo que los hermanos Vicario, los asesinos, en el fondo esperaban poder excusarse de esa especie de obligación moral de salvaguardar el honor de la familia.

     Tampoco conocemos, aunque tal vez pueda intuirse, por qué Ángela desea guardarse para sí esa información. El resto, lo cuenta sin ambages, convencida, sin ápice de duda, y con una entereza moral que supera a la de su madre. Así, da cuenta de cómo sus amigas le aconsejaban con respecto al fingimiento de la virginidad en su noche de bodas. Le dan, efectivamente, toda una hoja de ruta, paso a paso: primero, emborrachar al marido (Bayardo San Román), y luego conseguir que la luz se apague gracias a una falsa y exagerada timidez, lavarse con aguas de alumbre y manchar las sábanas con mercurocromo para aparentar sangre.
     Este plan tenía un fallo, no obstante: la gran resistencia de Bayardo San Román al alcohol, algo que prácticamente ya conocíamos o al menos podíamos prever a estas alturas del relato. Pero, sin duda, si Ángela hubiera seguido el resto de los consejos, lo más probable es que hubiera tenido éxito, pudiendo imaginar un final bastante feliz: estaría casada con un hombre que la amaba desde el principio, con grandes posibilidades económicas y siendo respetada por todos, incluso por su exigente madre.
     Sin embargo, como la propia Ángela comenta, no lo hizo, provocando con ello un desenlace de un cariz muy distinto: "el desastre de la noche de bodas", como se dice al principio del fragmento. Bayardo San Román se sentirá burlado y la repudiará, mostrando así una cara muy distinta a la que hasta ahora conocíamos de él con respecto a Ángela y a su forma de comportarse y relacionarse (pasa de ser un hombre excepcional y bastante por encima a los del resto del pueblo a convertirse en un hombre que se guía por los mismos convencionalismos que los demás). Hasta ahora, tal vez podríamos haber imaginado que un hombre tan cortés y al mismo tiempo con tanta experiencia vital, hubiese podido pasar por alto el hecho de que su mujer no era virgen. No lo hace y, al no hacerlo, se pone a la altura moral de la madre de los Vicario. Pues se rige por los mismos parámetros morales de honra-deshonra, al sentirse agraviado por ello y tomar la decisión de repudiar a Ángela. Ella, sin embargo, practica una moral más auténtica y pura, despojada de las rígidas normas inculcadas por su madre, regidora de su casa a lo Bernarda Alba, con sus hijas, que no con sus hijos. Como el propio texto dice, y esta es la explicación de su forma de proceder, "la decencia pura que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre".

     Estas palabras no están aquí por casualidad, y encierran un gran significado. Hasta ahora, Ángela se había comportado según las estrictas y engreídas normas morales de su madre, que desea hacer de sus hijas unas abnegadas esposas cuya razón de ser sea el servicio a sus maridos, al menos en apariencia, pues ya sabemos que no es virgen, y sabemos que de manera real en prácticamente todo lo demás. Esta actitud de la madre es calificado por el narrador como estolidez, y no decencia.  Transgrediendo la educación recibida, la coerción inculcada desde pequeña, en el fondo Ángela sí es decente (la llevaba escondida): se trata de una decencia natural, nacida del deseo de no engañar al otro (Bayardo) y de mostrarse tal cual es, esperando de este, creemos, una correspondencia en sinceridad y amor, pero estando dispuesta incluso a morir (sabía a lo que se exponía con ese comportamiento). La candidez tan perjudicial para ella desde el punto de vista social es lo que hace que esta decencia sea calificada como pura (y no aprendida).

     Casarse con Bayardo era liberarse de su madre y del asfixiante ambiente que imponía a las vidas de sus hijas. Era su oportunidad para librarse de todo eso para siempre. Ella es consciente de esta presión, de este ahogo. Sin embargo, su verdadera liberación consiste en no engañar a su amado para salvaguardar unos valores impuestos por la sociedad y extremados por su madre. Se trata de un verdadero acto de rebeldía contra las normas impuestas que aplastan su capacidad de vivir y ser feliz, arriesgándose con ello, como hemos dicho. El narrador lo califica de liberación de miedos aprendidos, un término que parece un tecnicismo de Psicología, un tanto psicoanalítico. Es un acto de rebeldía contra las coerciones de su madre y esa educación moralista, pero inmoral; puritana, pero impura; indecente al no tener en cuenta la individualidad, ser y sentimientos de sus hijas de los demás, por más que se vistiera de decencia ("ultradecencia", o decencia mal entendida). Ahora, a pesar de vivir con su madre y llevar una vida aparentemente anulada, supuestamente desterrada por la vergüenza, como apestada, la encontramos en un estado de paz interior bastante llamativo. Con todo, y a pesar del desastre, que le costó la vida a Santiago Nasar, parece que en cierto modo Ángela ha salido un tanto vencedora en esta lid.
     El desastre de la noche de bodas no es solo que fuera repudiada, sino las tremendas consecuencias de este gesto de rechazo, que da pie al argumento de todo el libro. Su madre le da una buena paliza; sus hermanos, poniéndose en el papel masculino de defensores de la honra familiar, presionan a la chiquilla para que diga el nombre de quien la dejó sin virgo. Ella, machacada emocional y físicamente, pronuncia el nombre de Santiago Nasar, sin saber a ciencia cierta si es verdad o no que fue él. Los hermanos, carniceros de profesión, escenifican ante todos su disposición de ir a matar a Santiago, con la esperanza de que fueran detenidos o este huyera: de este modo, quedarían bien ante el pueblo pero no serían asesinos. No obstante, un cúmulo de casualidades impiden que sean detenidos y que el propio Santiago se entere de lo que va a pasar y tome medidas.
     Así pues, y después de todo, habrá que hacer notar que Ángela no sentía temor, pues estaba dispuesta a morir: la entrega es total, no solo sexual.

UNA VEZ HECHO LO MÁS IMPORTANTE, PODEMOS HACER OTRAS COSAS.

* Al ser un texto literario, podríamos rastrear figuras retóricas. Las hay, como la metáfora ya comentada de que Ángela llevaba escondida una decencia pura. No obstante, el fragmento es breve y la prosa de García Márquez, en este caso, sobria (en la obra hay partes muy ricas y profusas en figuras literarias). Siendo sutiles, o tal vez forzando un poco el significado del texto, podríamos encontrar símbolos: la habitación iluminada, al contrario del consejo de las amigas, podría simbolizar la transparencia y sinceridad del ánimo de Ángela, y que la verdad sobre su virginidad saldría a la luz.


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